jueves, 30 de septiembre de 2010

proyectos o recuerdos?

De copas el sábado con Valaf, en una de sus salidas y ya con unas cuantas, me suelta si tenía más proyectos o recuerdos. Proyectos, por supuesto, le contesté para evitar el "te haces mayoooor " si respondía recuerdos, viéndolo venir.

La verdad es que no pensé la respuesta implícitamente.

Se puede vivir sin proyectos? pensé luego. Y por qué no? pienso ahora. No me imagino a un masai o un cherokee con proyectos y puede que sean más felices que todos nosotros juntos.
Si hay algo que me define es la capacidad para empezar cosas y no acabarlas (bueno, acabé la casa pero a un precio muy alto. Esa es otra historia...). Con ello me aseguro, por lo menos, unas cuantas reencarnaciones, jeje.

Con esta tarjeta de presentación, como habréis podido ver, no voy a mecanizar mi futuro. También a sabiendas de que todo lo que he querido hacer, dentro de mis posibilidades, lo he hecho. Y sé que haré cosas que tengo en mente. Pero lejos de ser proyectos son cosas pendientes.


Aunque ahora que lo pienso tengo 1 recuerdo de 1 proyecto. Mira, empate.

martes, 28 de septiembre de 2010

la vida es bella




"Empieza el juego, quien no haya llegado ya no juega. Se precisan 1000 puntos. El primer clasificado ganará un carro blindado nuevo. Menuda suerte. Cada día leeremos la clasificación por ese altavoz de allí, al último clasificado le colgaremos un cartel que dirá: Asno. Aquí en la espalda. Nosotros estamos en el equipo de los súper malos que gritan sin cesar, quien tenga miedo pierde puntos. En tres casos se pierden todos los puntos: los pierden, uno, los que empiezan a llorar, dos, los que quieren ver a su mamá, tres, los que tienen hambre y piden la merienda. ¡Nada de eso! Es muy fácil perder puntos, porque hay hambre. Yo mismo ayer perdí 40 puntos porque no pude aguantar y pedí un panecillo de mermelada. De albaricoque. Y el de fresa. Y nada de chucherías porque nosotros nos os vamos a dar, nos las comemos todas nosotros. Yo ayer me comí 20. Me duele la barriga. Pero estaban buenas. Os lo aseguro. Perdonad que me vaya enseguida pero estamos jugando al escondite y sino me tocara parar".


martes, 7 de septiembre de 2010

sábado, 4 de septiembre de 2010

Marrakech vice (part II)

He dicho cien metros pero quizá fueran menos. Como íbamos andando hacia la misma dirección volvimos a ver la escena.

Como digo, le hacen el alto a la moto y se vuelve a bajar el mismo tipet. El furgón lo apea y vuelve a continuar el paso. Pero, oh Dios mío!, el de la moto no ha parado el motor y  sigue encima. Hace como que está buscando los papeles pero en cuanto el poli se relaja un poco... pega un acelerón que te cagas y ahí te quedas cabronazo!!! jajajaja...... cómo corría detrás con el sol que caía, y en pleno Ramadán!!, jajajaja.... Encima aún se giró para hacerle burla!.

Supongo que tuvo que  repartirse lo que se había guardado antes para evitar explicaciones ... 


viernes, 3 de septiembre de 2010

Marrakech vice

Un furgón de policía adelanta a un ciclomotor y le obliga a detenerse. Se apea el copiloto vestido de paisano pero el furgón sigue su paso.

Allí se quedan los dos hombres, uno sacando la documentación y resto de papeles de la cartera y el otro apoyado en un árbol como si la cosa no fuese consigo. Los revisa por encima sin mostrar ningún interés pero parece que está todo en regla. Sin embargo, saca del bolsillo una libreta y empieza a escribir algo. Por los gestos que hace el hombre parece que le está sancionando. Se echa las manos a la cabeza y señala indignado todos los ciclomotores que pasan en ese momento. Entiendo que le dice que debería multarlos a todos. El poli sigue apoyado en el árbol y no ha abierto la boca en todo el rato, ni siquiera le ha mirado a la cara. Corta la hoja de la libreta y se la muestra, el tipo no se lo puede creer y sólo le falta echarse a llorar. Es en ese momento cuando le toca el hombro por detrás y le susurra algo. El tipo asiente y se mete la mano en el bolsillo, saca un puñado de billetes que coge el poli y se los guarda en el bolsillo de la camisa. Arranca la moto, se despiden, y allí se queda el poli otra vez apoyado en el árbol.

Le pica la curiosidad y saca el dinero del bolsillo para contarlo, parece que la cosa no ha ido mal. Pero se guarda en el pantalón un par de billetes justo antes que aparezca el furgón otra vez para recogerlo. Creo que eso no piensa repartirlo con el compi.

Cien metros más adelante se vuelve a detener el furgón con otra moto. Y se repite la historia...