Lo bonito de la acuariofilia, a parte de lo ético, es montar un acuario de una misma zona geográfica, biotopos, respetando la fauna, flora y las condiciones del agua orígen. Y el reto sería mantener esas condiciones.
Olvidémonos de esos tanques comunitarios o campos de exterminio acuáticos. Hablamos de reproducir el hábitat natural en escala pequeña sea de dónde sea la procedencia. De esta manera las opciones son casi ilimitadas debido a la gran diversidad que encontramos en función de la región que elijamos: agua dulce, salobre, marinos, estanques, lagos, ríos, tropicales, etc...
Sin embargo, a efectos comerciales no hay tantas opciones. Encontramos de tipo asiático, amazónico, de cíclidos americanos o africanos, holandés, mediterráneo y marino tropical. O en grandes bloques, de agua dulce o salada.
Las condiciones del agua vienen determinadas por la dureza, pH, y temperatura. Los parámetros del hábitat lo justifican la vegetación/horas de iluminación, decoración y por último, los peces autóctonos.
En acuarios marinos hay otro parámetro, la salinidad. Como lo más probable es que no podamos coger el agua directamente habrá que hacer la preparación de la mezcla con sales, controlando también el agua que se pierde por evaporación.
Ni que decir que la mayor biodiversidad está en el mar. Y que los acuarios marinos tropicales son los más codiciados por ser los que más lucen. Pero mi consejo es empezar por el agua dulce, no tan delicados y con mucho menos aparataje. Con la experiencia ya tendremos tiempo de montarnos uno, pues ese acaba siendo el sueño más deseado...
