Burro y perraca eran una pareja que acaban de conocerse en un pub. Se acababan de conocer por la manera que burro le miraba el culo y el escote y se tocaba el paquete del calentón que llevaba. Esta cae fijo, pensaba. Perraca le sacaba la lengua haciendo aspavientos obscenos, burro le guiñaba el ojo y le desabrochaba el botón de la blusa. La cosa empezó venga el bocado y el sobeteo hasta tal punto que fueron la expectación de todo el pafeto. Pensábamos que les habían pagado a modo de performance. Pero no.
Lengüetazo por aquí, mano por dentro del pantalón dándole a la manivela por allá, una teta fuera y mordisco al pezón. Y todo esto, sentados en la barra con todas las luces encima. Que se vayan a chingar ya, decía la peña. Y ahí seguían.
En eso que se acerca malasombra a la barra con todo el disimulo y aprovechando la coyuntura le mete mano al i-phone de la tía y desaparece.
Una semana más tarde malasombra y perraca se daban el lote en plena calle. Y a burro le desplumaban del casino con pareja de ases.
1 comentario:
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