Leyendo el periódico con la tónica mientras la bruja planta albahaca junto al árbol de casa. Quien diría que estuvo a punto de morirse hace un par de semanas. Ella, claro, que lo soñó la noche anterior. Problemas con el alcohol, me decía. Ya ves. No debió funcionar el sacrificio del gallo que compró una semana antes, aunque medio vecindario se lo agradecimos.
Me enseñan a su nueva mascota, una ninfa que cogieron del balcón de una finca en obras y que también se les escapó. Tuvieron que llamar a la poli y a los bomberos para cazarla de la repisa de una ventana. Y ahí están, sin parar de repetirle palabras para que aprenda a hablar. Les digo que pierden el tiempo, que las ninfas no hablan. La bruja me dice que sí, que les cuesta mucho pero que acaban hablando. Pues chica, a este paso dirá "cierra el pico". En Brasil - cuenta - tenía todo tipo de animales, los cazaba mi padre. Pero los monos son demonios, están poseídos por almas malignas. Tuvimos uno y nos tocó matarlo. O¿O
Agacho la vista y veo una cabeza de mono disecada en el altar de las ofrendas, junto con gotas de sangre, probablemente de aquel gallo. Entiendo. Y señalo un muñeco con clavos. Ese es Carlos - dice - si se porta mal le pincho. O¿O
Aparece su hijo en escena, se acuerdan de Jerónimo, aquel cherokee que esquivaba las balas? pues el mismo pero con tetas. Creo que es hora de irse. Hasta mañana, chicos!