avaratar

En un vestuario como otro cualquiera donde nunca hay incidentes y las taquillas se dejan abiertas porque todos nos conocemos a veces pasan cosas extrañas. La primera vez  no le di mucha importancia, la segunda se me quedó cara de perplejidad, la tercera me aclaró todas las dudas. Alguien me estaba cholando el champú con todo el descaro del mundo. Pero había que asegurarse, así que empecé dejándolo en una posición determinada, fotográfica, para que al devolverlo me afirmara mis sospechas. Y así sucedió.

Por muchas vueltas que le daba no ponía rostro al tipo, tenía dos vecinos calvos y descartaba a los más cercanos. Un día en Mercadona compré azulete para en casa hacer la mezcla y luego rellenar la botella. Listo para servir. 

La putada de todo esto es que no pude ver al tipo saliendo. Pero he oído que vieron salir de la ducha a una especie de avatar con cara de incredulidad que no paraba de mirarse los brazos, deteniéndose en el espejo todo extrañado y tocándose el pelo una y otra vez. Debió ser así porque de los nervios no se dignó ni a devolverme la botella.